Camboya suele asociarse de inmediato a Angkor Wat, pero el país ofrece mucho más: ciudades con memoria, paisajes fluviales, selvas intactas y costas tranquilas donde el lujo llega sin multitudes. Para viajeros exigentes —con más curiosidad que prisa— Camboya se revela como un destino completo y bien conectado con el resto del Sudeste Asiático.
Angkor: legado jemer en medio de la selva
El complejo de Angkor sigue siendo la razón principal por la que muchos llegan a Camboya. Además de Angkor Wat, vale la pena incluir paradas en Bayon (con sus 54 torres y más de 200 rostros esculpidos), Ta Prohm (famoso por las raíces que abrazan sus muros) y templos menos concurridos como Banteay Srei o Preah Khan. Con guías especializados, se puede profundizar en la simbología y visitar áreas restringidas antes de que lleguen los grupos.
Siem Reap: base cómoda y creativa
La ciudad que da acceso a Angkor combina hoteles boutique, spas de alto nivel y una escena gastronómica sorprendente. Desde cenas privadas con danzas clásicas jemeres hasta galerías de arte contemporáneo, Siem Reap demuestra que el confort y la cultura local pueden convivir sin problemas.
Phnom Penh: historia viva en la capital
La capital camboyana es mucho más que un paso entre vuelos. El Palacio Real con la Pagoda de Plata, el Museo Nacional y los bulevares de estilo francés ofrecen una mirada a la riqueza cultural previa al conflicto del siglo XX. Quienes quieran ahondar en la historia del régimen de los Jemeres Rojos, pueden visitar Tuol Sleng y los Killing Fields, siempre con guía privado para un contexto respetuoso y bien documentado.
Tonlé Sap: vida flotante
A menos de una hora de Siem Reap, el lago Tonlé Sap alberga aldeas flotantes donde la vida transcurre sobre el agua. Un recorrido en lancha privada permite observar mercados, escuelas y templos que se mueven según el nivel del lago, todo sin la sensación de turismo masificado.
Cardamom Mountains: selva y ecolodges
En el suroeste, la cordillera de los Cardamom Mountains es una de las áreas de selva intacta más grandes del Sudeste Asiático. Hay ecolodges de lujo integrados en la selva que ofrecen senderismo suave, kayak en ríos de aguas claras y avistaje de fauna. Una opción perfecta para quienes desean naturaleza, pero con servicios de primer nivel.
Kampot, Kep y las islas del sur
La costa camboyana ofrece una alternativa tranquila a las playas más conocidas de la región. Kampot es famosa por su pimienta, sus edificios coloniales restaurados y cruceros fluviales al atardecer. Kep destaca por su mercado de cangrejos y pequeños resorts frente al mar. Desde Sihanoukville, un traslado en lancha rápida lleva a Koh Rong o Koh Russey, islas con arenas blancas y hoteles boutique ideales para un cierre de viaje relajado.
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